Cuando se trata de diseñar una cocina funcional, bonita y bien aprovechada, la distribución lo es todo. Y aunque muchas veces las cocinas en paralelo no son la primera opción que viene a la cabeza, lo cierto es que esta distribución clásica puede ser una de las más eficientes… si se diseña bien.
Además, se adapta de maravilla a muchos hogares. Ya sea en cocinas cerradas o abiertas (en este caso la isla es la reina), las cocinas en paralelo tienen mucho que ofrecer. Hoy te contamos cómo sacarles todo el partido.
¿Qué es una cocina en paralelo?
Antes de entrar en materia, hagamos un pequeño repaso. Una cocina en paralelo es aquella en la que los muebles y electrodomésticos se disponen en dos lineales enfrentados, dejando un pasillo central entre ellos.
Es una distribución especialmente útil en cocinas cerradas, alargadas y rectangulares, ya que te puede ofrecer una gran superficie de trabajo sin necesidad de ocupar mucho espacio.
Pero tiene muchas más ventajas:
- Ergonomía y eficiencia: si se diseña bien, se puede lograr un triángulo de trabajo muy fluido entre fregadero, fuegos y frigorífico.
- Mucho espacio de almacenaje: dos frentes completos de armarios, cajones y módulos altos dan para mucho.
- Orden visual: al tener los muebles enfrentados, todo queda a la vista pero de forma ordenada y simétrica.
- Adaptabilidad: se puede aplicar tanto en cocinas cerradas como abiertas al salón, y funciona con una gran variedad de estilos decorativos.
Sistema Cuina
Sácale todo el partido
1. Cuida la distancia entre frentes
La clave para que esta distribución funcione está en el espacio central. Lo ideal es que haya al menos 120 cm entre ambos frentes. Así se garantiza la circulación fluida, incluso si dos personas están cocinando al mismo tiempo, y se pueden abrir cajones o electrodomésticos sin problema.
Si el espacio es más estrecho, opta por muebles poco profundos en uno de los lados. Por ejemplo, puedes dedicar un frente a columnas o muebles bajos y el otro a la zona de trabajo principal.
2. Distribuye inteligentemente las zonas
Una buena organización del espacio es fundamental. Puedes dedicar un lado a los fuegos y al fregadero, y el otro al almacenamiento, hornos o frigorífico. O incluso colocar el fregadero en un frente y la placa en el otro para equilibrar pesos visuales.
Piensa en tus hábitos: ¿te gusta cocinar acompañado? ¿Necesitas mucho espacio de encimera? ¿Quieres tener el horno a la altura de los ojos? Recuerda que un buen diseño debe adaptarse a ti, no al revés.
3. Juega con el color para ganar amplitud
En cocinas en paralelo, sobre todo si son estrechas, los colores claros ayudan a ampliar visualmente el espacio. Pero también puedes crear contrastes interesantes.
Por ejemplo, un frente en madera natural (preferiblemente tonos suaves como el del roble o la haya) y el otro en blanco, gris suave o verde musgo. El resultado será cálido y dinámico, sin recargar. También puedes usar acabados mate o satinados para evitar reflejos excesivos.
Aunque aquí tu imaginación es el límite. Si necesitas algo de inspiración, no dejes de ver estas 4 cocinas en paralelo que te van a enamorar.
Sanisans
4. Ilumina bien ambos lados
La luz es clave. Si tienes ventana, intenta que ambos frentes aprovechen esa luz natural. Y si no, juega con una buena iluminación artificial: LED bajo los muebles altos o incluso en el interior de las vitrinas.
Una cocina en paralelo bien iluminada no solo parece más grande, sino que también es mucho más cómoda de usar.
5. Integra bien los electrodomésticos
En este tipo de distribución, cada centímetro cuenta. Por eso, los electrodomésticos integrados son grandes aliados: frigoríficos panelados, lavavajillas camuflados, microondas en columna… Todo suma para lograr una imagen limpia y ordenada. La clave es no romper la armonía visual.