¿Planificando tu nueva cocina? Seguramente te surjan muchas dudas, por eso, vamos a repasar las principales características y requisitos de las distintas fórmulas de distribución del mobiliario para que elijas la que más se adapte a ti.
Basoko Altzariak
Cocina lineal
¿El espacio disponible para instalar tu cocina es pequeño y estrecho? Lo que necesitas es una distribución lineal, es decir, la de aquellas cocinas que se despliegan a lo largo de una única pared.
Aquí lo único de lo que deberás asegurarte es que la placa de cocción y el fregadero estén lo suficientemente separados (al menos 60 centímetros para evitar accidentes).
Si el ancho de tu cocina no supera los 150 centímetros, esta distribución es para ti, pero también si vas a unir salón y cocina bajo un concepto abierto y la estancia resultante no es muy grande.
Para estos últimos casos, te recomendamos intentar que la cocina “pase desapercibida” aumentando la sensación de linealidad. ¿Cómo? Utilizando tiradores integrados, frentes lisos y de un mismo color. De esa forma, será más fácil integrar la cocina en la decoración del salón.
Cocina en U
Si estás en el extremo opuesto y cuentas con bastante espacio para instalar tu nueva cocina, te recomendamos que apuestes por la distribución en U. Esta es probablemente la más funcional de todas, ya que permite disponer de manera completamente separada las diferentes áreas de trabajo: zona de cocción, de limpieza y de almacenaje. Desplazarte entre ellas será comodísimo gracias a la forma de U.
En el caso de cocinas abiertas al salón es muy habitual encontrarnos una península en uno de los lados exteriores de la U. Aunque reduce el espacio disponible para el almacenaje, ganaremos amplitud visual en todo el conjunto y una fantástica barra para comer si añadimos unos taburetes. También nos ayudará a delimitar bien las zonas de la estancia. Tantas son las ventajas de esta planificación que también funciona bien en espacios más pequeños en los que la superficie reservada para la cocina tiene forma cuadrada.
Cocina en L
Las cocinas en L son muy habituales, ya que son muy versátiles y se adaptan a casi todos los espacios: abiertos, cerrados, pequeños, amplios… ¡Las cocinas en L son unas auténticas todoterreno!
En ellas podemos delimitar también las áreas de trabajo y “dibujar” un triángulo entre ellas, por lo que los desplazamientos de una a otra se realizan con mucha fluidez. Además, al permitir tener bien separados fregadero y placa de cocción, dejará mucha encimera libre, aumentando así la superficie para trabajar.
Esta distribución genera sensación de amplitud visual, por lo que es perfecta para cocinas abiertas al salón o semiabiertas; quedando perfectamente conectadas. Por su disposición, es muy sencillo integrar de manera armónica en ellas otros elementos como islas o una mesa de comedor.
Si quieres más consejos, no te pierdas nuestro artículo Tips de diseño para cocinas en L.
Cocina en paralelo
Por último, queremos fijarnos en las cocinas en paralelo, también conocidas como de dos frentes. Aquí, dos líneales de muebles y/o grandes electrodomésticos se enfrentan generando un pasillo central.
Y he aquí el requisito principal de tu cocina para poder implantar esta distribución: el pasillo central debe tener de ancho al menos 120 centímetros. Esto se debe principalmente a que es la distancia mínima que se necesita para que dos puertas o frentes de ambos lados no choquen si están abiertos; pero también para garantizar desplazamientos fluidos y seguros entre frente y frente.
Así, el ancho mínimo que debería tener tu cocina serían unos 2,5 metros. Si es algo más estrecha y aún así quieres esta distribución (con la que se aprovecha bastante el espacio), puedes optar por agrupar todos los muebles que necesiten una profundidad estándar en uno de los frentes y en el otro colocar, por ejemplo, una barra de desayunos y muebles con menos fondo.
Si tienes planeado abrir tu cocina al salón o al comedor, una idea muy recurrente y eficaz es sustituir uno de los frentes por una península o una isla.