Hay muchos motivos por los que nos parece una buena idea poner cortinas y/o estores en las ventanas de tu cocina, pero el principal es que, casi por arte de magia, la estancia quedará mucho más acogedora.
En el diseño de interiores, los textiles son una pieza clave para aportar personalidad a una estancia y transmitir sensación de vida, de recogimiento… en definitiva, de hogar. Y cómo no, la cocina no iba a ser una excepción.
Tanto las cortinas como los estores pueden llegar a cambiar completamente la atmósfera de tu habitación favorita y son muy fáciles (y económicos) de sustituir; por lo que cambiándolas podrás imprimir un nuevo aire a la cocina.
Sin embargo… ¿cuál elegir? A continuación te enseñamos algunos ejemplos para que encuentres inspiración.
Cortinas en la cocina
Nos encantan como quedan las cortinas, pero ¡ojo! Ni todas las cortinas sirven para la cocina y todas las cocinas son el lugar perfecto para unas cortinas. Nos explicamos.
Aunque nos fascinen, la verdad es que por su tamaño y forma no suelen ser el elemento más recomendable en la cocina, ya que pueden interferir con el trabajo diario que se desarrolla en esta: podemos tropezar con ellas, ensuciarse con facilidad, mojarse y hasta quemarse (y lo último que queremos son accidentes).
Por ello, creemos que solo son recomendables si:
- Tienes una cocina grande y, sobre todo, si está abierta al salón.
- Las ventanas son hasta el suelo y/o de hoja abatible o practicable).
- Están alejadas de la zona de trabajo.
Si se cumplen algunos o todos de estos requisitos… ¡vayamos en busca de la cortina perfecta! Acuérdate de elegir materiales resistentes, ya que te va a tocar lavarlas con mayor frecuencia que el resto de cortinas de tu casa debido a los olores que pueden quedar en el tejido. Por este motivo, asegúrate de utilizar barras o rieles en los que sea fácil montar y desmontar la cortina.
Estores para la cocina: ¡acierta en tu elección!
Los estores suelen ser una opción más práctica y segura para la cocina. Entre otros motivos, porque tienen menor “movilidad” que las cortinas, a las que mueve una leve ráfaga de aire.
Sin embargo, ¿cuál elegir? Te damos algunos tips sobre los estores que mejor pueden quedar en la cocina.
Estores paqueto: nuestros favoritos
Los estores paqueto son aquellos en los que la tela va fijada al riel (normalmente con un sistema de velcro) y se recoge y extiende mediante un sistema de cordones; sin ningún tipo de varilla.
Este mecanismo tiene muchas ventajas:
- Cuando están recogidos, dan una sensación más natural y orgánica, ayudando a crear ese ambiente hogareño del que hablábamos al principio.
- Puede usar una gran variedad de telas, incluyendo tejidos livianos que dejan pasar la luz a la vez que dan intimidad.
- Es muy sencillo retirar y volver a colocar la tela, ¡ideal para lavarla!
- La confección del estor es de las más sencillas, lo que te facilitará la tarea (y rebajará el presupuesto) si quieres renovar el aspecto de tu cocina en el futuro.
Estores enrollables
Los estores enrollables son también una buena opción para la cocina. Su mecanismo se basa en un tubo que gira al accionar un cordón o cadena; haciendo de esta manera que la tela se enrolle en torno a él.
Para que la tela se deslice bien sobre el tubo, tiene que ser encerada o tratada para tener una terminación más o menos rígida; por lo que la variedad de tejidos a elegir no es tan amplia como en el caso de los paqueto. No obstante, en la actualidad puedes encontrar estores con tejidos bastante traslucidos (para nosotros, la mejor opción en una cocina si lo que buscamos es optimizar la luz natural).
Aunque muchos de los tejidos no admiten lavadora, ¡limpiarlos es muy fácil! Bastará pasar una bayeta humedecida con agua caliente. También puedes usar algún detergente neutro y enjuagarlo con una bayeta limpia.
Estores de lamas
Por último, si no quieres incluir textiles en la cocina, te proponemos usar los estores de lamas. Con este sistema, además de recoger y extender el estor; también puedes variar la posición de las lamas en función de la cantidad de luz que quieras que pase a la cocina.
Son muy fáciles de mantener y, para limpiarlas, bastará con quitarles el polvo habitualmente y una esponja con detergente neutro para limpiezas más profundas.